Del 31 de octubre al 3 de noviembre se ha celebrado en Aranjuez el XXVI Congreso Estatal de Astronomía, organizado en esta ocasión por la Asociación Astronómica de Madrid, que además conmemora en 2024 su 50 aniversario. Este congreso, que tiene lugar cada dos años y está consolidado como el evento de referencia para la astronomía amateur en España, reunió a entusiastas y expertos de todos los rincones del país para compartir conocimientos, experiencias y técnicas de observación.
En palabras de la organización, “los Congresos Estatales de Astronomía constituyen una convocatoria a todos los astrónomos aficionados de España, estén o no inscritos en alguna de las asociaciones que los agrupan. Tienen como principales fines la puesta en común de las técnicas de observación del cielo y los resultados obtenidos por los aficionados. Igualmente importante es el contacto personal entre ellos para la discusión de sus resultados y de los problemas y experiencias de las Asociaciones Astronómicas, con los objetivos últimos de la contribución al desarrollo del conocimiento astronómico general y su difusión pública por todos los medios posibles”.
Durante el congreso, las actividades estuvieron inevitablemente marcadas por los recientes y tristes acontecimientos ocurridos en la Comunidad Valenciana, que se mantuvieron presentes en los recuerdos y en las palabras de los asistentes. Estos se hicieron visibles no solo en los actos oficiales de inauguración y clausura, donde se dedicaron mensajes de apoyo y reconocimiento, sino también en los intercambios informales en los pasillos, entre ponencia y ponencia.
El programa del congreso estuvo estructurado en ponencias científicas distribuidas en dos ejes temáticos principales: Divulgación y Observación/PROAM (colaboración profesional-amateur).
Además de las ponencias científicas hubo una mesa redonda sobre contaminación lumínica, una asamblea de asociaciones, la presentación de 18 pósteres sobre temas astronómicos variados, dos espectáculos (Planetario Viajero, de Juanjo García, y El origen del Sistema Solar, de Aurelio Fernández), dos exposiciones de arte (Pinceladas de Universo, de Blanca Troughton y Gravedad de Nacho Pérez) y una cena oficial.
Las ponencias científicas del eje temático de divulgación abarcaron, en su primera jornada, una amplia variedad de proyectos y recursos dirigidos al público general. La segunda jornada, en cambio, se dedicó exclusivamente al fascinante mundo de los eclipses solares, con cinco ponencias que exploraron diversos aspectos de este fenómeno.
Por mi parte, me centré en asistir a las sesiones dedicadas a la línea PROAM, donde astrónomos aficionados y profesionales compartieron sus proyectos de observación, investigación y documentación de fenómenos astronómicos. Los resultados presentados fueron de un nivel excepcional y abrieron interesantes debates sobre la creciente capacidad de los astrónomos amateurs para contribuir de forma significativa a proyectos científicos.
Desde el ámbito amateur, se presentaron trabajos colaborativos, como la “Estimación de la distancia a M31”, la “Observación de la ocultación de Betelgeuse por el asteroide Leona”, la “Campaña de observación de novas enanas en colaboración con el Hubble”, del grupo de Observadores de Supernovas, o “Los grupos de investigación de la Agrupación Astronómica de Sabadell, una puerta abierta a la colaboración ProAm”.
También hubo trabajos de investigación, como el “Análisis de la rápida variación espectral de Bet Cep en la región H-alfa con espectroscopía de alta resolución”, el “Seguimiento y predicción de estallidos de blázares” o la “Estimación de la fiabilidad de medidas fotométricas usando cámaras CMOS en base a campos estándar Henden”.
La técnica también tuvo su hueco entre los amateurs con ponencias como “Fotometría global de cometas”, “Planificación de observaciones para la obtención del código MPC” y “Scopelink.io plataforma IoT para gestión integral de observatorios remotos”.
El ámbito profesional participó en el congreso con tres ponencias: “La ciencia detrás de los telescopios multi-apertura”, “Análisis de meteoros y micrometeoritos por diferentes técnicas espectroscópicas” y “Redes convolucionales para el reconocimiento de meteoros en imágenes”. Además, la conferencia de clausura, titulada “El universo a muy bajo brillo superficial”, corrió a cargo de David Valls-Gabaud, director del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia.
Este tipo de congresos representan siempre una oportunidad única para abrir nuevas líneas de colaboración, perfeccionar técnicas de observación y conocer los últimos avances en instrumentación, análisis de datos y software especializado. Además, asistir al congreso permite establecer vínculos con otras asociaciones y explorar posibilidades de participación en grupos de trabajo como colaboradores externos, fortaleciendo el tejido asociativo de la astronomía en España y renovando el compromiso con la divulgación y la investigación.
Más allá del apartado académico, este tipo de congresos ofrece también la valiosa oportunidad de reencontrarse con amigos y colegas de todo el país con quienes compartimos la pasión por la astronomía.